lunes, 26 de julio de 2010

Surgió.


el dolor no vino de la despedida,
ni de las nubes de recuerdos atoradas
entre el pecho y la garganta,
no llegó andando con aquellas
piernas escurridas delgaditas,
azuladas
y frías
y saladas que rondan las mejillas
en algunas madrugadas,

no se aposentó en el corazón
al saber que no tenías vuelta corazón,
ni con la árida desolación
que se sintió en la piel
cuando tu aliento
pasó de manzanilla a nada,

el dolor no vino de amarte mucho
o de que me quisieras poco,
ni de los titubeos,
ni de saberte ahí sentada
al quebrarme con tu adiós
la esperanza junto a tu mirada
en lluvia verde calma,

el dolor salió de mí al saber
que cuando uno se sienta a pensar
en el porqué se ama;
es porque ya no se ama,

surgió de mi experiencia
que sabía bien que en los finales
nunca hay nada nuevo,
ni pañuelos blancos de a de veras,
ni palomas,
ni metáforas que suenen bien
cuando se habla de lo pasajero,

surgió del vaticinio
de leer en tus palabras de amor
que jamás maduraría tu inexperiencia,
brotó del mirar la prisa de tus pasos
por llegar al horizonte,
de entender tu embeleso
por las fantasías de otras playas
y de no haber logrado en ti
ni con obras ni palabras, enamorarte.



Due® 20.7.10



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