martes, 6 de julio de 2010

Y...


la lluvia de la tarde reposa sobre el pavimento
del oleaje de recuerdos donde aparcan los veleros
de papel itinerante con su cargamento de amor en verso
y
aunque baja en calma forma toda una mar de ruido
-tic,tic,tic-
que se regodea en el sabotaje de las esperanzas
impera tu silencio
y
los ecos se desbordan impidiendo delatar el llanto
de la negación del viento por acariciar la velas
y
el tiempo para, se ahoga en los sollozos
de la caracola rosa donde te guardé
aquéllos los susurros que me regalaste
al entrar y entrar y al no salirte aún de la antecama
y
lo sé
hay momentos en que claudicar es utopía
y
se cae ahogada la mirada
y
se seca la sonrisa y el recuerdo de la medialuna
y
las diez y diez de los mañanas
se acogen mudos al terror que el tiempo sufre
al saberse eternamente liado a la carátula
y
las palomas de humo regresan a su nido
mirando apenadas hacia el suelo,
cerrando el pico y sufriendo en plumas y alas
por la falta de algún mensaje tuyo
que le diga a los veleros
que ya es tiempo de levar las anclas.

Due® 6.7.10

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