En ocasiones los sentimientos son como papeles, papeles que se incendian con una mirada, papeles que sirven de secantes a las mejillas, papeles importantes que vuelan cuando más importantes son con fuertes suspiros al abrirse cual portafolios en la intemperie de la inocencia. O sencillamente se vuelven Papeles en el Cajón de los recuerdos y se guardan como remedios, sólo por si acaso, en una de esas, la nostalgia nos apuñala los versos del corazón.
viernes, 11 de junio de 2010
Ojalá...
ojalá y nada más fuera
la lluvia de tu ensortijado pelo
que aún después de mi y de todo
humedece la tibieza del recuerdo,
o el dolor de recordar
y no tener
tu mirada de horizonte esperanzando
el corazón y la mirada,
ojalá y nada más fueras murmullo,
el resoplar del viento,
un sueño,
un recuerdo,
la mala charada de un destino
que ojalá mejor hubiera
sido para otro que tuviera agallas
para despertar de ésta vida
para acurrucarse a dolerse
en cada sueño de esa fiera pesadilla,
ojalá y jamás hubiera visto
tus lunares de lucero
y mi verbo hubiera muerto seco atragantado
de esas dos palabras que ojalá
y de ti jamás hubieran sido verbo,
ojalá y Dios alguna vez dijera
al respecto de tenerte y después perderte;
ojalá me hubiera equivocado.
Due® 11.6.10
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2 comentarios:
Otra feroz entrega de tu pluma enamorada!
Fuerte abrazo y mis respetos, querido amigo.
Eduardo.
carambas Eduardo, que placer verte por acà...muchas gracias,
un abrazo fuerte
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