bajamos cientos de estrellas
collares de la noche
y las atamos con cuidado
a los quitapesares debajo de la almohada
descubrimos artificios
pócimas
y embrujos para caminar sobre la arena
el pasto
o el asfalto levitando sin dejar ninguna huella
-ay ninguna huella-
fuimos dos en sólo uno
hasta que inventaste tus verdades
hasta que dejaste que murieran enredadas
entre aromas de violetas
aquellas mariposas que rondaban
las breves ausencias
que después crecieron hasta hacerse eternas
aquellas del hasta mañana
hasta al rato
hasta pronto
las de parpadeos
aquellas que no sabían de simulacros
de fútil figura
de banal esfuerzo
cuando lo posible se convierte
en silencio y todo acaba
cuando la sangre que pintaba
de emoción a las mejillas
se convierte en pena
cuando se descubre que hay saldos
que nunca conocieron los haberes
siempre queda un remedio
un recuerdo
el aroma de tu aliento
una estrella
la humedad de una almohada
un atado de quitapesares
debajo de la medialuna
Due® 25.08.10
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