hoy, que es todo lo que tengo,
no quiero hablar de aquello que
sostiene
al amor con su romanticismo,
con su moral,
con la ética o la cursilería
que en forma
de melocotones
o de corazón rodean
el tú y yo en las
paginas de tu libreta,
ni entender de los andamios
del por siempre
que mantiene en vilo
la esperanza
de que sea verdad que existas,
de que no voltees,
de que no te vayas,
en este sol a sol no hay espacio para
aquella banca
en el parque donde habita
tu recuerdo,
ni del hostal de media luna con la irónica
sonrisa
de la camarera al día siguiente
al
mirarme la mirada alunada y preguntarme
¿sólo un desayuno cómo siempre?
no tengo ganas de mirar a los mañanas
ni escuchar las once campanadas de la
torre de la iglesia
que me despertaron
de los sueños de tenerte, y
que tú, por
precaución a los desastres
nunca te
quedaste a escucharlos junto al vuelo
de palomas asustadas refugiándose
en el balcón
donde miramos el futuro
acompañado,
quisiera ser sencillo y adorar tu paso
sin remilgos,
sin sentirme desahuciado,
y
recordar para sanar sólo tu carne,
quisiera entender que entre el
querer y el poder
hay un tremendo acantilado,
hoy, amor, que es todo lo que eres,
quisiera haber sido de paso.
Due® 17.11.10.