miércoles, 24 de febrero de 2010

Tierra-polvo.


Que ganas de tomar
la tierra quemada con olvido
que caminaste tan despacio
en mí amor,
la tierra y piel que ahora
vive en mis uñas desde
que rasqué del pecho
aquella rosa de los vientos
donde escribiste
un anquilosado te amo corazón,
y mezclarlas con las lágrimas
que te guardo en el acetre
de la catedral que te fundé
en aquella tuya mi ciudad de amor,

…amor ¿la recuerdas?

y tomar el polvo que se ha petrificado
entre letra y letra de aquellos versos
escritos con el corazón a tinta suelta
y el polvo de las treinta y siete cosas
que quedaron polvo-muertas
en la lista de pendientes,

y volverme en el tiempo
hasta ser de nuevo alfarero
y amasar la tierra,
el polvo, el amor, el sentimiento,
el llanto y crear de ellos barro,
y con mis manos en el barro
crearte una taza de café decorada
con jilgueros atravesados
con la espina del rosal del jardín
de nuestra plaza,

y cocerla en tu horno junto a mi futuro
avivado de mis ganas de volver a verte,
y que se cueza diez u once horas,
las que sean necesarias, amor,
para que veas a tu regreso
que hasta del polvo y llanto,
nacen por ti y de t, nuevos recuerdos.

Due® 24.2.10

1 comentario:

Anónimo dijo...

La sensación que despiertan tus poemas es de frescura, tanta frescura, como el Mar Rojo arrastrándote a sus bancos de corales...bello, siempre bello.