En ocasiones los sentimientos son como papeles, papeles que se incendian con una mirada, papeles que sirven de secantes a las mejillas, papeles importantes que vuelan cuando más importantes son con fuertes suspiros al abrirse cual portafolios en la intemperie de la inocencia. O sencillamente se vuelven Papeles en el Cajón de los recuerdos y se guardan como remedios, sólo por si acaso, en una de esas, la nostalgia nos apuñala los versos del corazón.
viernes, 19 de febrero de 2010
Tú y yo…
y llegó un tiempo, nos encontramos,
o tal vez para ser mas certeros
me encontraste,
y en un instante olvidé las perdidas
que cargaba de la vida en la espalda
y de lo vulnerable que estaba,
y salieron de inmediato
luces de lo que creí un nosotros
auras infinitas, centellas de los ojos
y también aromas que jugaron
al hacer pócimas extrañas
con la química de mi cerebro,
te miré, te olí,
y me olvidé de mi pésima memoria
y del daltonismo que desde siempre
me mordía los brillos acentuando
sombras,incluso de las almas,
y entonces yo, confundido
por la diferencia de los años,
emparenté la vista con el suelo
y ocultando un poco la vergüenza
dije; sólo busco sexo,
y entonces tú, mirando al cielo
como quien eleva una plegaria
dijiste; busco la protección
y la enseñanza del amor...busco amor,
y entonces yo, haciendo gala de docencia
y experiencia olvidé lo que buscaba
y como un párvulo bien-temblando emociones,
acentuando la sístole del corazón
sólo acerté a decir...amor es Dios,
y entonces tú adivinaste en mí la inocencia
que olía a violetas, y con hermosas caricias
me pusiste alas en los pies
y a tus labios les urgía un beso,
y yo volando suplicaba tu aliento,
y tú un beso,
y yo con mi mala memoria me olvidé
que los labios mas urgentes cuando
se complacen olvidan las promesas
diez besos después, y te dí un beso,
y me encandilé, me sujeté a la esperanza
cual si fuera viento, y después lo supe...
me sujetaba de una brocha sin pared
y entonces tú dijiste; adiós,
y entonces me olvidé de Dios
tú me faltas...Él no sé,
me sentí de nuevo enfermo del mal de la memoria,
y del mal de ver las sombras como brillos
y entonces yo, con el olor podrido de violetas
te amé, te esperé, te seguí amando,
y entonces tú, no sé
y entonces yo, tampoco sé.
Due® 19.2.10
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2 comentarios:
Amo la fantasia y las lescturas sencillas, pero esto que haces es de grandes.
AlucarD
Y entonces ya tampoco sé. Pero de lo que si estoy seguro: Es que tu escrito desafía a esa humanidad.
Saludos Francisco.
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