sábado, 13 de noviembre de 2010

Siempre.

Lo sé, no es de amor,
pero me duelen tanto las piernas de madera
con su aserrín escurriendo por la ingle,
con sus rodillas tembleques y medrosas
de mirarte siempre -lo notas corazón,
de nuevo dije siempre,
palabra que ahora suena imposible-,
cuando estas en mí sabiendo
que has doblado por la esquina
de mi incertidumbre,
me duelen tanto por las idas y las vueltas
dentro de la jaula del fantasma del no vuelves
y de pararme de puntitas ajustado a los barrotes
para ver como se escurre nuestro horizonte,

¿qué he de hacer para calmarles el dolor
y la angustia de no saber por donde corre tu acera,
qué he de hacer para de nuevo volverlas sensibles
como fueron y que se borre el verso que les escribí
con la alevosía del buril y que copie de tu espalda?,

lo sé amor, el corazón no duele como dicen,
eso es sólo cosa de poetas, será tal vez por ello
que me duelen al sentirse de tus huellas huérfanas
o por este caminar y caminar y caminar sin encontrar
el rumbo de tus besos, lo sé, no es de amor
este dolor en la madera, es de ti amor y del pretexto
que me urge de que duela siempre tu ausencia.


Due®

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