domingo, 14 de marzo de 2010

De leyenda…


cuando resuelvas tus asuntos y decidas volver
y quieras dejar de ser polvo entre los polvos
y rescates de ti como remedio los llantos
que ahogaste en tus cataratas de olvidos,

y con ello seas barro y siendo barro te germine
buena vida que te diga que ésos remedios
no bastan para enderezar los pasos,

y quieras de los olvidos redimirte
y peregrines a mis brazos para expiar
de una vez y para siempre los dolores,
los ardores,las angustias
y los suspiros asfixiados que en mí dejaste,

y te acuerdes del camino a tu ciudad fundada
y de la protección de mis cariños
y me escribas de tu regreso,
y yo no te responda,

y me busques debajo de las nubes
y ninguna cruz en camposanto alguno
descubra mi paradero para nadie,

y pidas opiniones doctas a astrólogos,astrónomos,
amante,sabios y poetas y te digan a ciencia cierta
que la parte de la luna en donde cada noche te miraba
se perdió entre la nada y ya no existe,

y no encuentres mis despojos en orillas
de mares de miradas calmas,
ni en diluvios acaecidos en desiertos bravos,
y Dios mío qué ha pasado, y no lo creas,

y la desesperación te gane y no me encuentres,
y subas al carajo de mis versos para constatarlo
y desde allá como rezando me hables muy quedito
y después, tal vez con desesperación, me grites
y mi boca no responda y mi corazón y mi alma
se hallen eternamente y por fin sellados,

y des prisa en mi busca a tu andar, y con tu andar aprisa
levantes el polvo viejo de mis pasos que se quedaron
aterrados en la angustia de no encontrarte en mis idas
y venidas de tu plaza sin violetas a mi mundo sin campanario,

y te sientes en la banca del jardín de los reencuentros
y por una vez, sin duda ésta la definitoria,yo no esté
y sólo encuentres tu ciudad entre los polvo,

no te apures, no reniegues, no te abrumes con hubieras
descúbrete el corazón
y con cuidado, con él en mano escucha, observa,

el viento de nuestra plaza fundada te dirá en donde estoy,
que cumplí la promesa por siempre de amarte,
que nunca me fui,que siempre estuve aquí,

te dirá que estoy por ti esperado,
te dirá que estoy en la poesía que nunca quisiste,
en la que si leíste,
en tu ciudad entera,

pero que mis huesos y mis carnes sucumbieron sin paciencia
y se volvieron con mi alma el polvo
que recubre con amor lo nuestro,

lo ves, te cumplí, te formé a ti y lo nuestro en leyenda.



Due® 14.3.10

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque no queramos, siempre permaneces a la espera de lo que en algún momento tuvimos y se fue dejando un hueco grande. Solo la espera es posible. Un saludo

José Antonio Fernández dijo...

Muy bonito, con ese estilo peculiar tuyo, como si estuvieras hablandole directamente a esa persona que nunca está.
Me quedo con esto: "que estoy en la poesía que nunca quisiste"

Anónimo dijo...

Cuando corremos el riesgo de que las lágrimas nos borren los ojos, aprendemos a cuidar esas horas compartidas que nos acercan a una temperatura humana y no nos vemos tan solos, con las costumbres y manías que la vida nos endosó con pegamento indeleble en la piel del corazón.
Ser leyenda, es haber perdido la magia de esos momentos e ingresar a un mundo del que seguramente, no sabremos volver.

Doloroso poema pero bello y real. Un beso