lunes, 11 de enero de 2010

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Siempre creí
que eras algún tipo de virgen,
pero no de esas que festejan
su falta de sexo arropándose
los hombros con el himen
cual si fuera estola de armiño

-sabes que eso no me importa-

creí que tenías el poder eterno
de estirar un dedo y trastocar
con ello el corazón del mas canalla

y enviarlo,como a mí,
a golpear -toc toc- como contraseña
once veces en doce templos
de religiones diferentes
hasta que alguna por piedad abriese
y como penitencia absolutoria recibiesen
los despojos de los ojos,que como los míos,
se hayan desgastado tanto de tanto mirarte
que no sirvan mas que para relicario,

ay amor,siempre he tenido fe en lo que creo
pero no me abren las puertas de los templos,
dicen que esa no es la contraseña,
no me adopta religión alguna
y les muestro a lo sacerdotes
mi pecho tatuado de tu imagen -nadie te conoce-
y les digo que mis ojos de tanto mirarte
ya no lloran, ya no sirven,


he tocado a tantas puertas,y no me abren,
he escuchado tantas misas
y ninguna me explica tu milagro

ay amor, a me rindo,
a riesgo de perder la vida eterna
hoy te fundo sin remedio
-aquí en mi corazón-
y en esta vida de adeveras
como la santa virgen, de los ojos de mi amor.


30diciembre09

1 comentario:

Anónimo dijo...

El corazón de un hombre se conjugó con el alma de niño que alberga ese “toc toc” y de esa magia, surgió la bella sinfonía de versos escritos de la mano de los otros, los que no se escriben, los que esculpen sentimientos en secreto pero aguardan en silencio, flotando…entrelíneas…
Maravilloso poema, maravilloso y dulce, como las alas de un ángel.