En ocasiones los sentimientos son como papeles, papeles que se incendian con una mirada, papeles que sirven de secantes a las mejillas, papeles importantes que vuelan cuando más importantes son con fuertes suspiros al abrirse cual portafolios en la intemperie de la inocencia. O sencillamente se vuelven Papeles en el Cajón de los recuerdos y se guardan como remedios, sólo por si acaso, en una de esas, la nostalgia nos apuñala los versos del corazón.
martes, 26 de enero de 2010
Moriré de amor
Sólo se me ocurre un pequeño detalle para darte
y que guardes en tu libreta de regalos de fin de año,
mira amor;
Me pondré ha arar un surco sobre la cresta
de un arcoiris para sembrar un beso
que se riegue con las gotas del sudor de la esperanza
y del llanto de las penas que si valen la pena, después,
gritaré tu nombre al viento fuertemente
y me sentaré frente a él pacientemente
a ver como los beatos despiertan de los pecados
que están sólo en su mente y abandonan las misas
de catedrales y ermitas para gritar emocionados
que han visto germinar por fin un místico portento,
cuando lo dejen ahí abandonado,
que sé será muy pronto por sus prisas
de ir de compras al supermercado
para crear su maravilla propia de la cena de fin de año,
subiré hasta la cresta y cortaré el milagro
que de ahí se haya originado, y suspirare
de forma inversa hasta que haga tanto frío
que el pezón del arcoiris crezca tanto
que semeje una almohada,
y pensando con el corazón en ti,
sujetando el milagro con mis manos sobre el pecho,
cerraré los ojos,
me recostaré amor,
y moriré de amor por ti una y otra vez,
hasta que valga de algo tu regalo. 27diciembre09
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